María Eugenia Velásquez
No es un secreto que en I’m in somos amantes de la madera. Sus múltiples beneficios tanto para el medio ambiente como para la salud la convierten en nuestro material de construcción por excelencia.
Como si esto no fuera suficiente, ahora tenemos un motivo más para decir con toda seguridad que construir con madera mola, ya que ayuda a obtener una calificación energética A de tu vivienda. Sigue leyendo y te cuento por qué.
Desde el 2013, en España se exige que toda vivienda o construcción cuente con su calificación energética, que es una etiqueta o código oficial de sus características energéticas.
El certificado de eficiencia energética calcula el consumo anual de energía para el funcionamiento normal de dicha vivienda, edificio o local, y marca así la “clase energética” que tiene. Estas clases van de la A a la G, siendo A la calificación más alta para edificaciones con excelente eficiencia energética y G, como ya te imaginarás, la calificación más baja para edificaciones que no son eficientes energéticamente hablando.
Además del consumo, para marcar la “clase energética” también se considera las emisiones de dióxido de carbono por año y superficie construida.
Con la entrada en vigor el 22 de mayo de 2021 de la nueva Ley 7/2021 de cambio climático y transición energética, las exigencias en cuanto a eficiencia energética son mayores.
Uno de los principales objetivos de esta ley es que España alcance en 2050 la neutralidad de sus emisiones, es decir que su balance de gases de efecto invernadero sea cero de aquí a entonces. Con ello, España se compromete con una hoja de ruta específica a cumplir la parte que le corresponde del Acuerdo del Clima de París, firmado en 2015 y ratificado posteriormente en 2016.
Así mismo, el 1 de junio de 2021 se aprobó el Real Decreto 390/2021, actualizando el procedimiento básico para la certificación de la eficiencia energética de los edificios.
Como indica el mismo decreto “La finalidad de la aprobación de dicho Procedimiento básico es la promoción de la eficiencia energética en los edificios, así como, que la energía que estos utilicen sea cubierta mayoritariamente por energía procedente de fuentes renovables, con la consiguiente reducción de las emisiones de CO2 en el sector de la edificación.”
Con esto queda claro que España está dando pasos firmes para conseguir edificios más eficientes y de consumo casi nulo, y es aquí cuando entra en juego nuestra querida madera.
Este material natural que se ha empleado para la construcción desde hace siglos tiene múltiples atributos, siendo uno de los principales su capacidad para ahorrar energía. Por ello está cobrando protagonismo nuevamente como material de construcción sostenible que ayuda a lograr los objetivos de cambio climático y eficiencia energética.
La madera ahorra energía desde su fabricación, ya que utiliza una sexta parte de la energía que se necesitaría para fabricar una pieza similar de acero y un cuarto de energía en el caso del hormigón.
Además, la madera es un material aislante y por eso las viviendas de madera presentan un buen comportamiento térmico. Un muro con estructura de madera de 100 mm de espesor tiene una capacidad para resistir el calor 3,6 veces mayor que un muro de ladrillo de 140 mm de espesor; y 5,7 veces mayor que un muro de hormigón de 200 mm de espesor. Esta excelente capacidad aislante resulta en menor necesidad de energía para calentar o enfriar los espacios.
Esto, sumado a que la madera es un “sumidero de CO2”, almacenando de media 1 tonelada de CO2 por cada m3, la convierten en un material de construcción óptimo para viviendas de alta eficiencia energética.
En la publicación “Energy criteria for timber structures” Julius Natterer, director del Departamento de Ingeniería Civil de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (Suiza), concluye que la madera tiene un consumo energético y una emisión de CO2 12 veces menor que el acero, 15 veces menor que el hormigón y 52 veces menor que el aluminio ¿Nada mal eh?
Como te detallo al inicio de este post, el certificado de eficiencia energética toma en consideración el consumo de energía y las emisiones de CO2 por año y superficie construida para determinar la “clase energética” de tu vivienda, así que al construir con la madera estás cubierto en ambos sentidos y por ende aumenta las probabilidades de obtener una calificación “A”.
Para finalizar este post, quiero recordar esta frase del libro “Structures: or why things don’t fall down” de J.E Gordon, profesor de Ciencia de los Materiales en la Universidad de Reading (U.K.) “El siglo veinte podrá ser conocido por la posteridad como la ‘edad del acero y el hormigón’. O también como la ‘edad de la fealdad’ u otros nombres desagradables como la ‘edad del despilfarro’. No sólo los ingenieros están obsesionados por el acero y el hormigón, también los políticos y el hombre de la calle parecen haber sido infectados por la misma enfermedad.”
¿Podrá ser el siglo veintiuno recordado como la ‘edad de la madera’? El tiempo lo dirá, pero realmente espero que así sea.
Si quieres conocer más sobre construcción con madera y casas pasivas, agenda una videollamada con nosotros, nos encantará hablar contigo.
Zapatas corridas son para suelos firmes; pilotes helicoidales, para suelos blandos o desniveles; la elección depende del terreno y presupuesto.
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